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Historias

Historia Rosario Dorador

By agosto 30, 2023agosto 31st, 2023No Comments

“Solo en la oscuridad puedes ver las estrellas”

Quisiera plasmar, lo mejor posible, cual ha sido mi historia, mejor dicho, la historia, puesto que mi madre ha sido y será todo lo que puedo abarcar en mi vida.”

Y entonces llegó la hora…

Mi madre, una guerrera de la vida, dedicada en cuerpo y alma, a los suyos, sus hijos, sus seres queridos, su familia. Sin tiempo para ella misma pues tuvo cinco hijos, dos nietos y su esposo y el tiempo era para los demás; no fue capaz de robarle ni un solo minuto al tiempo.

Las circunstancias de la vida, la cultura de la época y porqué no decirlo, la tradición, la llevó a ser ama de casa, a pesar de tener muchas inquietudes como practicar la natación, montar en bicicleta, hacer pilates, … todo ello en algún hueco que encontraba cuando podía.

Así transcurría su vida, día a día, dándolo todo por los demás y quedándose ella la última para todo si quedaba algo. Todo marchaba estupendamente, porque era a lo que estábamos acostumbrados, hasta que llegó aquel fatídico día en el que una absurda caída doméstica se complica y la lleva a sufrir una intervención quirúrgica para extraerle un coágulo que se le había formado en la cabeza.

Según nos informan los doctores, todo iba a ir bien y en unos tres días a casa; eso fue lo que nos dijeron.

Llegó el día de la intervención y no contamos con que la mala suerte existe, y ese día se manifestó. Comenzaron a surgir problemas en la intervención y repentinamente pierde el habla y su parte derecha del cuerpo se quedó inmóvil.

¡¡¡¡ Creí morir !!!!!!!

No entendíamos nada de lo que estaba pasando y comenzaron a surgir las preguntas; no nos puede pasar esto, no le puede pasar a ella, no se lo merece, ha sufrido tanto en esta vida …

Cuando empezamos a poner los pies en el suelo y darnos cuenta de la situación de mi madre, comenzamos a hacernos las eternas preguntas de: ¿cómo se quedaría?, ¿tenía solución?, etc. etc. etc.

Estando un poco en el limbo, porque no teníamos idea alguna de cómo coger “el toro por los cuernos”, nos recomendaron una clínica para valorar el daño cerebral que presentaba mi madre (me cuesta todavía escribirlo), y ahí estabais vosotros…

Una mañana lluviosa, no lo olvidaré nunca, mantuvimos la cita de primer contacto; ¡cuánta amabilidad y empatía encontramos! siempre en contra de nuestro desconocimiento y desconfianza, pero poco a poco, las palabras de M.ª Jesús se grababan en mi mente como a fuego, SEGURO MEJORARÁ.

Pero las palabras no eran acordes con la situación de mi madre, ¡cuánto dolor!

Comenzamos un tratamiento intensivo y agotador para todos, paciente y familia, con mucha carga emocional, mi madre, Rosario, acababa muerta, pero su cabeza tenía que recomponerse y a la vez sentía que desatendía sus obligaciones, su casa, etc. como con un gran sentido de culpabilidad con lo que tenía encima, ¡Madre mía!

Todo para y por los demás. Esa era su única preocupación.

En cuanto pasó un mes, observamos que, mi madre comenzó a verbalizar palabras sueltas, y su mano a movilizarla, no lo creíamos, menudo esfuerzo por parte de todos, pero ella … una guerrera.

Así hemos continuado durante seis meses, mejorando cada día, con una atención exquisita de todos los profesionales de la clínica, atención humana por demás.

¡NO PUEDO ESTAR MÁS AGRADECIDA!

Y se iba haciendo realidad esas palabras de M.ª Jesús, ¨MEJORARÁ¨

¡Vaya si ha mejorado!

Y ahora viene lo no menos importante:

En una situación así, sólo pensábamos en que mi madre volviera a su estado anterior, que no hubiera pasado nada, borrarlo de nuestro pensamiento, pero olvidándonos, por desgracia, de un tema muy importante, que todo esto se sufragaba de sus ahorros; hasta que nos hemos dado cuenta que ya no queda nada de ese pellizquito que había para un contratiempo (menudo contratiempo).

Exponemos el problema que nos acontece a la directora, y cuál es nuestra sorpresa, que nos conceden unos meses más de asistencia, tan sólo abonando una mínima parte, ¡un regalo del cielo!

Mi madre, está en un momento muy positivo, avanzando cada día más, y gracias a este gesto por parte del equipo y de la Fundación Clínica UNER, vamos a llegar hasta el final.

No sabemos como agradeceros este acto de humildad, no podemos dejar de decir que, esta calidad humana que hemos encontrado en la clínica demuestra la profesionalidad y dedicación que poseen cada uno de los profesionales que allí trabajan.

Y después de todo esto no me queda más que decir que gracias por todo y que os llevaremos siempre en el corazón.

 

Familia de Rosario Dorador (mi madre)

 

“Tienes que entender la oscuridad para apreciar la luz”

David Sant

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